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Una categoría invisible, donde sólo compiten los “pataduras” y su ilusión, por Pablo Calvo

"Una categoría invisible, donde sólo compiten los “pataduras” y su ilusión", por Pablo Calvo, Diario Clarín, 28 de septiembre 2011
                                                                                                                                                                                                                                 
    Algunas reflexiones sobre el artículo de Pablo Calvo, por Claudia Bozzo


          Esta nota es fundamentalmente el homenaje de un periodista a un maestro.
          Jorge Gottling, jefe de "Internacionales" de Clarín. Lo conocí en mi peregrinación con mi idea loca, allá por inicios del '91. Si bien no era el titular del área "Tango" -que tenía un lugar, salía en página completa, creo que los días jueves, yo disfrutaba mucho los escritos de Héctor Negro-, tal como lo describe Pablo Calvo, atendía a personajes como yo, con sus historias. La mía: quería crear un espacio dedicado al tango en el centro de la ciudad, después de pasar 4 años recorriendo los barrios de la ciudad, de punta a punta, por la noche, en búsqueda de diferentes "prácticas" donde zambullirme en la danza porteña como en submundos, después de finalizar la carrera de sociología sin haber podido encontrar muchas herramientas para trabajar con el tema, sino más bien, miradas curiosas e interesadas cuando mi maestro Horacio Gonzalez me pedía algún aporte y me cedía un lugar para compartir en ese espacio académico.
          Agradezco a la persona que me lo indicó, ya que Jorge, además, era un experto en tango, lo amaba profundamente.

          Se fue precisamente un 26 de agosto, sus amigos periodistas le escribieron este tango:

    CHE ALEMAN
    (Tango)
    A Jorge Göttling
    Música: Leopoldo Federico
    Letra: Eduardo Parise y Eduardo San Pedro

    Che Alemán,
    melancólico testigo,
    vení un cacho y dame letra
    quiero ya cantarte un tango
    y no sé cómo empezar.

    Vos guerrero silencioso
    del reaje,
    le diste chapa a la vida
    más fulera,
    sin pagar nunca peaje
    y ganaste...
    ¡qué te iban a cobrar!

    Che Alemán,
    que pintaste en los diarios
    la ciudad y sus miserias,
    dame un verso despacito, 
    vos que la sabés contar.

    Te fuiste sin barullo,
    con tus ojos solteros,
    Alemán, fantasma amigo,
    dame un verso por favor.
    Esta vez ganó la banca,
    no hubo suerte, así es la vida...
    Los linyeras y atorrantes
    están llorando tu adiós.

    Che Alemán,
    general de derrotados,
    ya tus viejos compañeros
    de la noche y de la farra
    no podrán oír tu voz.
    Pero si un fueye
    solloza Gallo ciego
    entre las manos
    del Gordo Federico,
    estarás con ese tango tan tuyo
    presente en cada rincón.
    Volverás,
    a encontrarte nuevamente
    con la gente que querías,
    en cualquier piantado día
    o en la cancha del Ciclón.

          Él me dió buenos consejos. También me ayudo a ubicar en el mundo, en el centro, mi entonces huérfana idea otro grande, pero de la radio, mi querido Armando Rolón.

          Interesante esta nota del periodista Pablo Calvo iluminando la otra parte, opuesta al "esplendor".
    Me hace recordar, entre otras tantas cosas, que llamábamos así -con mis compañeras de zambullida en los barrios de aquellos años, Anahí Zlotnick, Christine Versé, la "Bebita" Natalia Games, ...-, "esplendor", al efecto de la irrupción de los consagrados de los escenarios para turistas de San Telmo cuando al terminar sus shows, se pasaban por la milonga, y nos encandilaban con sus strasses y lentejuelas, y los observábamos como con la ñata contra el vidrio y el ceño un poco fruncido también por la refulgencia.

          Periodistas .... qué maravilla!
    Quiero sumar mi homenaje, a aquellos que sostuvieron el misterio y le agregaron colores al proyecto de La Escuela que hoy cumple 20 años.

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